Lo que aprendi caminando en el “Camino De Santiago” Parte 2

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Y continuo entonces contándoles sobre mis experiencias. “Buen Camino” seguía escuchando, por donde quiera que pasaba y llegaba.

Lo cuarto que aprendi fúe sobre el valor de el acompañamiento. Generalmente se camina solo, al menos que hayas decidido hacer el Camino con alguien. Yo caminaba sola y en los albergues nos encontrábamos todos los peregrinos. Un día, asi de desperramada que soy, desde lo lejos llamaba yo a otro peregrino, claro con tanta soledad, cuando ves a alguien pues lo quieres saludar. -Hola- decía yo desde lo lejos, -¿que haces aqui?, ¿como estas?, pero cuando me acerque no era quien pensaba, que vergüenza. Pero pues ya que lo había saludado con tanto ahínco, no me quedo de otra que presentarme. Me pregunta, -¿y cuanto queda para llegar Esposende?- - Pues como 5 km -. digo yo. - No puedo más - me dice. Y con este entusiasmo ingenuo que me caracteriza, le insiste que caminaremos juntos hasta que llegara a encontrarse con sus amigos. No le lleve ni su morral ni sus palos de caminar. Lo de los palos de caminar es que a veces hasta eso te pesa. Pues eso, ni sus palos de caminar, ni lo cargue… solo lo acompañe. Hablamos y hablamos y hablamos y cuando menos pensamos habiamos llegado a nuestro destino. - Gracias- me dice cuando nos despedimos, - la verdad no creo que lo hubiera podido lograr si no me acompañas -. Enseguida pensé en mis hijos y de como acompañarlos en su caminar, sin llevarles sus cargas. Que lindo ¿no?, cuando lo pienso se me aguachentan los ojos.

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Hubo dias que lo quería dejar, abandonar y devolverme a mi casa. Estos pensamientos se me cruzaban por la mente al caer la tarde y justo antes de llegar al albergue. Pero siempre y al dia siguiente de nuevo me levantaba descansada, con energía para enfrentarme a los 20 o 25 kms que me esperaban. Y esto fue lo quinto que aprendi: tenemos que descansar, el cansancio es normal, pertenece a nuestro caminar, descansar también es parte del camino. Si no descansamos pues es que ni modo, no hay quien aguante. A descansar … siempre hay un mañana. A veces vivimos como si no hubiera mañana y también a veces vivimos sin hacer nada, perdiendo los días como si tuviéramos muchos, pero muchos mañanas. En los dos casos, nos perdemos de vivir el dia presente, cada paso, en cada etapa del camino, de nuestro camino en la Vida. ¡Buena Vida!





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