Mujer, renuncia a lo que te distrae de tus objetivos

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Las distracciones son distintas para cada uno: una persona que te invita a salir cuando sabe que estás ocupado en algo importante; un pensamiento que te quita la paz, o también un pensamiento negativo hacia ti misma que te hace olvidar tu lado positivo y tus capacidades; las redes sociales o incluso netflix o youtube.

Los pensamientos negativos han sido mi gran distracción, pero al inicio no lo reconocía como una distracción, porque tampoco sabía el impacto que puede tener en uno los pensamientos negativos.

Otra distracción para mi ha sido youtube, es muy fácil que durante la pausa estudio, se haga click a un video y sin darse cuenta no fue un video sino diez o más.

Las distracciones a veces se pueden volver hábitos pilotos, como los pensamientos negativos o cómo ver videos en las redes sociales en cada pausa del estudio, y que al repetir constantemente estas acciones, nos distraen de lo que necesitamos hacer para lograr una meta. 

Es muy importante reconocer cuales son nuestras distracciones, no solo para lograr los objetivos, más también porque nos podemos dar la oportunidad de desarrollar otros hábitos que sean más positivos, cómo leer un libro que nos ayude a entender la actualidad, como por ejemplo los libros de Jordan Peterson. 

Las malas amistades también pueden ser una distracción.

Cuando a una amiga le importa lo que haces y quiere el bien para ti, no te distrae más, te anima y te ayuda. 

Alguien que no quiere tu bien, va a distraerte de tus objetivos cuando te llama constantemente a fiestas o que se enoja porque no le has dado la atención que pide y te hace sentir culpable, haciéndole renunciar a tus deberes. 

Reconocer las distracciones, aceptarlas y actuar para cambiarlas es muy importante para poder cumplir con el horario y para incluso lograr los objetivos pequeños. 

Hace mucho la diferencia, cuando se combate y se renuncia a lo que nos aparta de nuestra meta final, y objetivo de vida. 

Te invito a que lo consideres y trabajes en identificar lo que te distrae y en encontrar la valentía para renunciar a ellos y llegar al pensamiento de decir: no vale la pena sacrificar mi objetivo por un capricho o por una distracción que me está perjudicando para el desarrollo personal y profesional. 

 

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