Etiqueta Educativa
Mayo 24 2019
¿A qué me refiero con etiquetas educativas? Para poder dar una idea de lo que quiero decir, utilizaré mi propia experiencia, sin dramatismo, más con sinceridad y realismo: de pequeña fui etiquetada en el colegio como una niña poco inteligente y con dificultades de aprendizaje, los profesores dudaban de mi intelecto y yo me lo creí, no me esforzaba por aprender y mi rendimiento académico era muy bajo.
Muchas veces me decía a mi misma que no estudiara, ya que teniendo pocas capacidades para el estudio de que me servía esforzarme.
Muchas veces me comparaba con mis amigas y me sentía mal porque no lograba notas altas en las materias o las expectativas de mis profesores, vivía tan convencida de ello que no aceptaba un consejo y ante alguna crítica constructiva me sentía peor y menos me aplicaba y menos me esforzaba por superar los obstáculos y ser mejor.
No quiero dar la impresión que me estoy lamentando con críticas, más bien, de dar una reflexión. Ahora de grande entiendo que mis profesores tenían buenas intenciones y buscaban realmente lo mejor de mi, buscaban que me esforzara y me aplicara.
Gracias a mi carrera en el ámbito educativo me he dado cuenta que es importante que nosotros como educadores, (seamos profesores, padres o que tengamos algún niñ@ en la familia) como personas mayores que tenemos experiencia, desarrollemos la capacidad de comprensión y paciencia hacia los niños.
Es importante que nos esforcemos en entender que los niños son personitas que están aprendiendo, que se están desarrollando, que a veces no entienden cómo se sienten y que esperan de nosotros los adultos comprensión, amor y apoyo.
Como adultos y como educadores nuestro deber y responsabilidad es enseñar a que superen sus dificultades, a que acepten y quieran sus limitaciones, a que aprendan a superar los obstáculos que se presenten en el camino, incluso si vienen de ellos mismos; a que aprendan a resolver los problemas y que sepan a estar con otros niños y consigo mismos; a que sean humildes cuando reciben una crítica constructiva que los van a ayudar a ser mejores; a ayudarles a que encuentre ese aquello por el cual luchar; a que encuentren su misión en este mundo y que no se sientan excluidos, ignorados, tratados como incapaces porque son ignorantes antes las cosas de la sociedad (y es verdad que lo son, pero no quiere decir que los debamos ignorar, más que con palabras comprensibles y con cariño, explicarles las realidad sociales cuando tengan la edad necesaria de entender), que no se sientan abusados por su inocencia y vulnerabilidad.
Se que no es fácil, yo misma he trabajado con niños y no es una tarea simple, se necesita mucha paciencia y comprensión, pero sobre todo cuando uno se empeña y quiere realmente esforzarse para estar con ellos y enseñarles a ser personas, a que construyan virtudes humanas, a que se conozcan a sí mismos y aprendan a aceptarse y quererse como son, a que tengan una estructura mental fuerte para no dejarse influenciar por la sociedad que se aprovecha de ellos y su vulnerabilidad para manipularlos a su antojo.
Etiquetar a un niño (consciente o inconscientemente) los limita, los condiciona a que actúen como tal y no exploren otras capacidades, otros talentos. Etiquetar a un niño que está creciendo y aprendiendo es enseñarles que está mal tener dificultades, es decirles que valen más si tienen las capacidades de aquellos que sobresalen, es no enseñarles a la colaboración y al apoyo entre compañeros, és en conclusión reducir su dignidad.
Todos tenemos dificultades de cualquier tipo, y creo firmemente en que se vuelven más fácil cuando nos ayudamos unos a otros, cuando nos apoyamos, cuando estamos dispuestos a complementarnos en lo que le falta a cada uno.
Cuando uno toma la decisión porque ha querido, uno está más dispuesto a las dificultades que lleva la tarea de enseñar y educar, nunca será fácil, pero será más llevadero y habrá más satisfacción cuando uno vea cómo van mejorando y cómo se van superando poco a poco.