Por qué y cómo tomar en serio a nuestros hijos
No soy madre, pero soy hija, hermana y amiga.
Y como mujer e hija, que he nacido con un síndrome, puedo decir con seguridad, basada en mi experiencia, lo que significa educar en familia a una persona que tiene una diferencia física o mental.
Y puedo resumirlo en una frase: “tomarlos en serio”.
Cuando uno es niño, el sentirse especial es algo normal, es común en todos.
Iniciamos a descubrir nuestros talentos, y cuando aprendemos algo nuevo nos sentimos invencibles y nuestro mundo es casi como de superhéroes. Es super divertido.
Para un niño todo es posible, la fantasía y la imaginación están fuertemente en nuestro pensamiento, por la sencilla razón de que lo utilizamos para llegar a la realidad.
Y por supuesto, los padres juegan un papel importante en esto.
Estoy de acuerdo con alentar a nuestros hijos cuando descubren algo de sí mismos, cuando aprenden algo nuevo, porque es reconocer en ellos el gran esfuerzo que les lleva por descubrirse y por entender lo que pasa a su alrededor.
Cuando se trata de un hijo especial, esta fórmula funciona igual, pero distinta.
Es normal que los padres sientan un especial afecto por el hijo, y al mismo tiempo compasión.
Pero estos sentimientos a veces pueden ser un obstáculo para el crecimiento normal de nuestros hijos, sobre todo de aquellos con alguna condición especial.
Tomar a nuestros hijos en serio, quiere decir, tratarlos como son y no como personas condicionadas por su enfermedad.
Tomarlos en serio, quiere decir escucharlos y conocerlos, para poder entender lo que realmente necesitan y no lo que uno supone necesitan.
Tomarlos en serio es tratarlos con seriedad y con respeto, es decir, aunque tengan una condición física o mental distinta a lo normal, no significa que sean limitados.
Tienen igualmente capacidades y talentos, que al ayudarlos a descubrirlos, les permitirá saber moverse en el mundo y descubrir su pasión.
Tratarlos en serio, es no quedarnos en la compasión, es ir más allá.
Entiendo que sea difícil para un padre y una madre ver sufrir al hijo, pero ¡ese sufrimiento es lo que los está ayudando a superarse!, y cuando nos dejamos llevar por la compasión, no les permitimos que aprendan a ser independientes, a que aprendan que ese sufrimiento los hará más fuertes y que son una fuente de virtudes inmensas.
Tratarlos en serio es ayudarles a ver que esa condición no es una desventaja, más una ventaja, porque les ayudará a ver el mundo y a ellos mismos con otros ojos, con los ojos del amor.
Tratarlos en serio es creer en ellos, que pueden y que tienen todas la capacidades para salir adelante y enfrentar al mundo.
Desde mi experiencia, hubiera querido que me trataran más en serio, sobre todo en el colegio. Que no me miraran con los ojos de mi condición, más que creyeran en mí, que me exigieran más y que no me limitaran a una etiqueta o categoría.
No es de olvidar, que tratarlos en serio va mucho con la personalidad de cada uno y obviamente, con la gravedad de la enfermedad, no creo que me tenga que explicar sobre este último punto.
Hay distintas enfermedades y síndromes como peces en el mar, y está claro que a cada uno se le exige de acuerdo con lo que pueda dar.
Conclusión:
Tratarlos en serio, con amor y paciencia, con respeto y seriedad, creer en ellos, escucharlos y comprenderlos en sus dificultades para sacar de ellos lo mejor, para que obtengan independencia y que no se sientan dentro de una categoría por una condición que no los define y que aunque los puede limitar en algún ámbito, eso no les impide ser felices y dar lo mejor.