¿Qué significa tener una mente proactiva?
La mente proactiva vs la mente reactiva
Ser proactivo, según Stephen Covey, es más que tener una iniciativa, es ser responsables de nuestra propia vida y de hacer que las cosas sucedan. Nuestra conducta está en función de nuestras decisiones mas no de nuestras circunstancias vitales, es decir, “si nuestra vida está en función de condicionantes externos, ello se debe a que, por decisión consciente u omisión, elegimos otorgar a esas cosas el poder de controlarnos” (los 7 habitos de la gente altamente efectiva pág 43) .
Si permitimos que esto suceda entonces nos volvemos reactivos, y esto significa dejar que cualquier ambiente físico o social afecte las propias decisiones y que uno se acostumbre a construir la vida emocional en torno a la conducta de los otros, permitiendo que los defectos de las otras personas nos controlen.
Por ejemplo, si el tiempo es bueno, entonces me siento bien, mas si el tiempo es malo entonces me siento de mal humor o con pocas ganas de ir al trabajo o de estudiar.
Que el clima esté bien o mal, que una persona me miró mal o bien, que en el trabajo o en el grupo de amigos haya conflictos o no, que en casa hay alguna situación buena o mala que nos afecte, todo esto influye en nuestra actitud y comportamiento negativamente, si somos reactivos.
A menudo nos pasa porque le damos nuestro consentimiento a lo que nos sucede, otorgando nuestra infelicidad a las circunstancias o a la conducta de los demás, y permitiendo que nos controle. Eleanor Roosevelt decía: “Nadie puede herirte sin tu consentimiento”.
Nuestra naturaleza básica es actuar, no en que otros actúen por nosotros, y cuando tomamos la iniciativa, podemos entonces elegir nuestras respuestas a circunstancias particulares y a crear además nuestras propias circunstancias,“tomar la iniciativa no significa ser insistente, molesto o agresivo, significa reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan” Stephen Covey.
Repito, somos nosotros quienes permitimos y consentimos como nos afecte los acontecimientos exteriores, sobre todos aquellos a los que no tenemos control y que son inevitables.
Es difícil de repente cambiar nuestro actitud ante nuestras emociones, especialmente cuando tomamos la actitud de culpabilizar (la mayoría de las veces inconscientemente) a algo o alguien por nuestras desdichas.
Las personas proactivas centran sus energías dedicándose a las cosas por las cuales puede hacer algo, y no en otorgarle a algo que está fuera, el poder de controlarlos.
Es necesario cambiar el paradigma de pensar que el problema está “ahí fuera” y por lo cual tiene que cambiar antes de que cambiemos nosotros.
El enfoque proactivo sería que la persona tenga un cambiamento interior positivo sobre lo que está fuera y tener pensamientos como “puedo ser más creativo”, “puede ser más cooperativo”, “puedo ser más comprensivo”, “puedo mejorar esta situación”, “tal vez necesito cambiar mi forma de hablar”, etc.
El foco de la proactividad está en el carácter, en cambiar de dentro hacia fuera, está en nuestra responsabilidad de tomar control de nuestras reacciones delante de las circunstancias de nuestro día a día de forma positiva (en casa, en el trabajo, mientras esperamos el autobús, con nuestros amigos), y no permitir que nos afecte negativamente y nos controle sentimentalmente afectando nuestra productividad, nuestro rendimiento, nuestras relaciones interpersonales y consigo mismo.
Como he mencionado anteriormente, no es fácil de repente cambiar nuestras reacciones ante lo que sucede en nuestro ambiente, pero si se puede empezar por tener el propósito de identificar aquellas circunstancias o situaciones que nos afectan y que nos hacen actuar de forma reactiva, y darle un enfoque proactivo pensando “que puedo hacer para cambiar esto o aquello”.
Para dar un ejemplo personal concreto, en Roma, y como en las grandes metrópolis, el transporte es impredecible y la mayoría de las veces (por no decir siempre) hay mucho tráfico y caos.
Al incio me dejaba afectar negativamente por esto, porque llegaba tarde a mis citas o a donde quería ir, y terminaba de mal genio porque perdía una hora esperando el autobús (cosa que no sucede todos los días).
Cuando decidí tener una reacción proactiva al respecto, pensé “que puedo hacer para cambiar esta situación” y ahora, lo que hago es planificar mejor los tiempos del transporte y las distancias, tomando en cuenta el posible tráfico y caos de Roma, y si por algún motivo tengo que esperar, aprovecho el tiempo para leer o responder algún email, y si llego tarde, tomó una actitud positiva y digo “bueno, al menos llegue sana y salva”.
Es un ejemplo banal, pero siendo una situación que toca a muchos, estoy convencida que si dia a dia se hace el esfuerzo por tener una actitud proactiva, la diferencia se notará indudablemente y poco a poco se convertirá en un hábito que nos ayudará a tener una vida más agradable para nosotros mismos y para los demás.