Aprender a decir NO
Personalmente siempre me ha costado decir no, y era simplemente porque no tenía claro cuales eran mis prioridades, y me dejaba engañar y distraer por las emergencias que sin darme cuenta me apartaban día a día de mis objetivos
Las prioridades son nuestro punto firme en el día a día, para una madre, sus hijos; para un estudiante preparar el exámen e ir a las clases; para un trabajador, entregar a tiempo su informe, y así sucesivamente…
Las prioridades son las tareas diarias que necesitamos hacer para lograr un objetivo en concreto, para una madre, que sus hijos estén sanos y que asistan al colegio; para un estudiante, terminar la carrera; para el trabajador, hacer bien su trabajo y colaborar con el progreso de la empresa.
Puede suceder que a veces no tengamos claro nuestras prioridades, y nos dejemos distraer por las emergencias, que son esas distracciones que nos desenfocan de nuestros objetivos y terminamos perdiendo el tiempo.
Un ejemplo de emergencia es revisar en continuación las notificaciones del celular, la llamada de una amiga a quien viste el día anterior, ver demasiada televisión o actualmente Netflix, salir con los amigos cada vez que te llaman, y muchos más.
Esas emergencias son distracciones que nos apartan de nuestras prioridades y que si no sabemos decir que no, estaremos cada vez más lejos de lograr ese objetivo.
Como dice Fabio Rosini en su libro El arte de recomenzar: “quien descuida sus propias prioridades para quedar enganchado en las emergencias, es un tonto. Quien se deshace de las emergencias para seguir fiel a sus prioridades, es un sabio.”
Quien permanece fiel a sus prioridades es fiel a sí mismo y reconoce que tiene una identidad, es quien sabe cuándo decir sí y cuándo decir no.
Por este motivo es importante conocer cuáles son nuestros objetivos, nuestros valores y principios, que nos llevarán a entender y asumir cuáles son esas tareas diarias, que son nuestras prioridades, que nos llevarán a la meta principal.
Si no estamos con los pies firmes en nuestras prioridades, viviremos de distracción en distracción, de interrupción en interrupción, y no lograremos nada.
Hoy en día es un desafío no distraernos, estamos en constante bombardeos de notifificaciones y de estimulos exteriores que hacen ruido en el interior y no nos deja centrarnos en lo que verdaderamente importa.
Decir no a las emergencias, implica negación, tal vez sea un acto doloroso porque nos estamos negando un placer, pero si no nos esforzamos, si no trabajamos en el carácter de decir no, costará cada vez más decir no y no dejaremos espacio a lo que verdaderamente importa.