Sin emoción no hay aprendizaje, esto es importante tenerlo en cuenta, porque va marcando nuestra memoria a través de la experiencia y porque nos enseña a interpretar cómo nos sentimos en los distintos momentos de nuestra vida.

Abrazar todo lo que eres es tomar tus defectos de la mano y amarlos, porque forman parte de tu ser y aunque no te lo creas, te han ayudado y te ayudarán a madurar y crecer, porque de los defectos podemos sacar lo mejor para dar lo mejor en donde estes.

Todos tenemos una historia que contar, una historia que vivir y que es única e irrepetible. Tal vez pensemos que la nuestra no vale la pena o que es aburrida, pero no es asi, tu historia y la mía son igual de importantes y por eso vale la pena vivirla y hacer de ella nuestra gran aventura. 

La vulnerabilidad es compartir emociones, ideas y opiniones, intercambiandolas de manera respetuosa para crecer en amistad, confianza y mayor envolvimiento entre nosotros, ya sea en el trabajo, en la universidad, con los amigos o en familia.

Cuando nos lleguen momentos así, podemos hacer el intento de hacer algo, un logro pequeño, (leer una página del libro, organizar el cuarto, estudiar treinta minutos, lavar los platos…) que en ese momento nos parecerá mucho, pero será un logro, una meta pequeña que se pudo hacer.

Para estar en paz entonces no debemos tener ni ambiciones ni expectativas? No. Porque entre mas busquemos alejarnos de todo aquello que nos quita la paz, más difícil es mantenerla. La manera de tener paz es atravesar y enfrentar los momentos difíciles, para así ejercitarnos y poder abordarlos una y otra vez.

Como dice Fabio Rosini en su libro El arte de recomenzar: “quien descuida sus propias prioridades para quedar enganchado en las emergencias, es un tonto. Quien se deshace de las emergencias para seguir fiel a sus prioridades, es un sabio.”

El desafío está en no quedarnos como simples observadores de las vidas de los demás y más bien crear nuestro futuro, incluso inspirándonos en alguien a quien admiramos y seguimos por instagram.

quien es tocado por la nada, poco a poco desaparece, y si dejamos que nos invada, pues desapareceremos del todo, porque la nada nos hace sentir invisibles. La nada se nutre del pesimismo, vamos perdiendo nuestra imaginación y con ella, nuestro instinto creador.

Cuando nos proponemos un objetivo a veces nos podemos sentir abrumados, porque a lo mejor es un objetivo grande, a largo plazo, que necesita primero tener unos objetivos pequeños. Y esto no siempre se hace.

Al final te sentirás más satisfecho después de haber logrado una pequeña victoria, y sin darte cuenta, te sentirás motivado a continuar, porque te sentirás bien contigo mismo y orgulloso de que has podido hacer o terminar aquel deber.